En este episodio de Booster Inmobiliario conversamos con Eitan Silberstein, director y cofundador de BlueGrey Desarrollos, para entender cómo una empresa joven logró posicionarse en el segmento premium con un modelo claro: departamentos tipo casa, precio cerrado, personalización profunda y una obsesión por la calidad de vida del usuario final. Lejos del libreto tradicional del desarrollador porteño, esta charla expone una mirada pragmática, estratégica y con los pies en la tierra sobre cómo construir en un país volátil.
Desde el inicio, Eitan marca la diferencia. Su recorrido no viene del mundo de la arquitectura ni de la construcción tradicional. Comenzó trabajando en una curtiembre familiar y criadero de caimanes en Formosa, un rubro tan particular como exigente. Allí aprendió procesos, disciplina y estándares de calidad. En 2011 decidió cambiar de rumbo y se volcó al real estate internacional, vendiendo propiedades en Detroit y Florida a inversores argentinos. Esa etapa —“el mercado lineal”, como él lo llama— le dio una referencia invaluable: previsibilidad, crédito y reglas claras.
El salto definitivo llegó en 2016 al asociarse con el arquitecto Gabriel Nomberg, con quien encontró un equilibrio perfecto entre visión estética y análisis financiero. En 2021 crean la marca BlueGrey para consolidar su identidad como desarrolladora. En apenas tres años lanzaron nueve proyectos, todos bajo una filosofía que se aleja de la lógica del metro cuadrado “tipo chorizo” y de los amenities que quedan como fotos en un brochure.
Para Eitan, el diseño no es un diferencial estético: es un gestor de riesgo. Por eso, BlueGrey trabaja exclusivamente sobre lotes de doble o triple frente, evitando el clásico 8.66. La razón es técnica y conceptual. Un lote amplio permite plantas cuadradas, ventilación cruzada real y luz natural en todos los ambientes. Y, sobre todo, permite desarrollar su producto insignia: departamentos tipo casa, con balcones terraza de 2.5 a 3 metros de profundidad, pensados para vivir afuera tanto como adentro. Es una declaración de principios: “Un balcón de un metro es para fumar. Uno de tres es un living al aire libre”.
En un intercambio clave, Mateo indaga sobre el sistema comercial. ¿Cómo se vende un proyecto en pozo cuando el comprador argentino es naturalmente desconfiado? La respuesta de Eitan es directa: precio cerrado. BlueGrey eliminó el modelo “al costo” y asume el riesgo inflacionario. El comprador sabe exactamente cuánto pagará, sin ajustes ni sorpresas. En un país donde el costo de construcción puede cambiar cada dos semanas, esa certeza es un activo. Y es, también, un compromiso: si sube el acero o se mueve el dólar, la pérdida la absorbe la desarrolladora, no el cliente.
La conversación avanza hacia otro diferencial: la personalización extrema. Mientras gran parte del mercado ofrece departamentos “combos”, BlueGrey opera como una sastrería. Permiten al comprador modificar distribución, unir unidades, ampliar cocinas, rediseñar baños y elegir terminaciones con acompañamiento profesional. Antes de levantar una pared, se sientan con el cliente a planificar la unidad que realmente va a habitar. “No somos fast food inmobiliario”, resume Eitan.
En lo comercial, BlueGrey nunca dependió de portales. Y no por falta de intención, sino por falta de resultado. “Los portales no venden pozo. La confianza no se construye con un banner”, afirma. Su estrategia se apoya en Instagram y en mostrar obra real, y en algo aún más poderoso: llevar al cliente a edificios ya terminados para que vea y toque la calidad. Esa lógica les permitió vender entre el 60% y el 70% de un edificio apenas en demolición, generando flujo para construir sin crédito bancario.
Cuando Mateo lo invita a proyectar el futuro, Eitan muestra un optimismo moderado pero claro. El blanqueo reactivó las preventas, el mercado empieza a ordenarse y los precios siguen estando bajos en comparación con otras capitales de la región. Si la macroeconomía se estabiliza, prevé un ciclo de crecimiento sostenido hacia 2026, impulsado por la demanda reprimida y la escasez estructural de producto nuevo. Aun así, evita la ambición desmedida: no buscan ser una fábrica de edificios, sino conservar una escala donde puedan seguir conociendo a cada cliente por su nombre.
Una conversación que deja en evidencia cómo BlueGrey combina diseño, gestión del riesgo y una mirada quirúrgica sobre el usuario final para construir un producto que trasciende modas y se sostiene en criterios sólidos. En un mercado donde la volatilidad es la regla, su estrategia demuestra que la diferenciación real no está en la promesa, sino en el proceso.
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